3.11.2007

Huanchaco, he de volver...





Estuve menos de 30 minutos en ese paradisíaco lugar, pero creo que fueron suficientes para admirar su belleza, tocar un poco del agua de su mar, pisar su arena y confundirme entre las variopintas y legendarias embarcaciones…
Huanchaco, llamado así por su tradicional caleta de pescadores, conserva aún gracias a sus pobladores, muchas de las costumbres de sus antepasados, los guerreros de la cultura Mochica.

Las aparentemente frágiles embarcaciones llamadas "caballitos" de totora, siguen siendo, hoy por hoy, la principal herramienta de trabajo del actual pescador huanchaquero y por qué no, de aquellos que quieren agenciarse de unas monedas a cambio de un paseo por sus límpidas aguas…

Ubicada a escasos diez minutos del Centro de Trujillo, Huanchaco se yergue como un remanso, aun cuando su playa sea lo bastante concurrida por calurosos bañistas que van en busca de sus olas, su paisaje y su nombre mismo.

Recuerdo que la primera vez que tomé contacto de Huanchaco, o que mi mente lo fijó como imborrable, fue cuando papá se retrató junto a una de sus señoriales embarcaciones…Desde entonces quise visitar dicho lugar…y por esos azares del destino, llegué hasta allí…y le agradecí a Dios por haberme llevado a aquel mágico lugar, en lo que es parte de su bendita creación…

Y no pude sustraerme de posar ante los “caballitos” de totora y dejar que la cámara de fotos y mi asombro y alegría por estar allí hicieran su parte…Quise que la embarcación me llevara mar adentro, pero no había tiempo y sí mucho temor…la veía frágil ante la inmensidad de las aguas del mar que parecieron agitarse al verme frente a ellas…quizás frágil no era la embarcación sino yo, de temer que ésta se volteara y terminara acabando de un maretazo, mi deseo por estar allí…

He de volver a mirar y a oler el mar de Huanchaco…he de volver a pisar su arena…He de volver para treparme en una de sus embarcaciones y dejarme llevar por ella…He de volver para retratarme toda...Huanchaco, sí que he de volver…