10.09.2006

La tecnología nuestra de cada día



Hoy en día es difícil- casi imposible- imaginar un mundo libre de tecnología. Donde quiera que nos encontremos está presente de distintas formas. Por ejemplo, ¿cuántos podemos prescindir de un celular? Creo que pocos. Gracias a ese dichoso aparatito, podemos estar permanente conectados con quien sea y a la hora que sea.

Gracias al celular es posible fácilmente localizar personas, coordinar citas de negocios, de trabajo y hasta románticas…Difícil para muchos imaginar un mundo sin él. Incluso hay quienes pueden ponerse de muy mal humor si olvidan el celular en la casa o en la oficina y peor aun, si por diverso motivo no pueden efectuar llamadas sea por el motivo que fuere.

Hoy en día tampoco es difícil encontrar celulares de distinto tamaño, uso, formas y colores. Atrás han quedado los grandes y toscos equipos que asemejaban a un ladrillo. Sin embargo, como quiera que la moda por entonces era tener uno de esos equipos, su propietario no hacía más que exhibir orgulloso su tosca pieza de comunicación. Hoy, estoy segura que más de uno se sonreiría, previo rubor, al intentar sacar uno de esos toscos equipos.

Es gracias al avance de la tecnología, como los celulares se han hecho cada vez más funcionales, prácticos y divertidos. Claro está, será de acuerdo al bolsillo de cada persona como el celular pueda cambiar de forma, tamaño y de presentación: lujoso, novedoso, ultradelgado, pequeño, con cámara, con reproductor MP3, con video y hasta con TV; pero todos con un mismo fin tan antiguo como la vida misma: la comunicación.

Es también igual de sorprendente cómo la tecnología está llegando con gran facilidad a los más pequeños. Ahora ya no es difícil encontrarse con padres que prefieran regalar a sus hijos no una muñeca o un auto, sino un celular. Hoy por hoy hasta los más pequeños quieren sentirse escuchados y hacerse escuchar.

De esa manera, los padres -por ejemplo- en su deseo por complacer a su engreído y creyendo tenerlo así más y mejor controlado, no se dará cuenta que el bumerán terminará por alcanzarlo a él, ya que de esa manera terminará siendo controlado por su propio hijo. Una simple llamada del niño a sus padres, los harán poner de vuelta y media a sus requerimientos. O, acaso, ¿alguien podría negarlo?

Sin embargo, el uso del celular se ha extendido más allá de lo que podamos imaginar. No existe accidente o hecho sorprendente en el que el celular no haya estado presente, salvando vidas en muchos casos.

Tal es lo ocurrido en San Juan de Puerto Rico. Allí. Gracias al celular es como se pudo salvar la vida de dos jóvenes. Los hermanos Francisco (23) y Santiago Bugallo (21), andinistas experimentados y estudiantes de Ciencias Agrarias, pueden dar fe de ello. Ambos sobrevivieron a una tempestad, bajo temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y a la rotura de la manguera de un calentador, lo que les provocó el congelamiento de pies y manos, mientras bajaban de la cumbre por la empinada pared Sur del pico Mercedario (6.770 metros).

Ellos hablaban a diario con sus padres mediante un teléfono celular, forma de comunicación infrecuente a semejante altura y en parajes tan distantes y aislados. Ese nefasto día no fue la excepción y fue así como Francisco y Santiago se comunicaron con sus padres cuando subían, desde la cumbre y mientras regresaban, cuando los atrapó la tempestad. Gracias al celular ellos pudieron ser rescatados y librados así de una muerte segura.

¿Control remoto de nuestras vidas?
Sin embargo, el celular, como toda tecnología es neutral. Tal como lo señala el analista de nuevas tecnologías de comunicación Howard Rheingold en su ensayo "Multitudes inteligentes”, el celular será el control remoto de su vida. “Sitúa la oficina donde usted quiera, pero también donde usted no quiera. No puede olvidar el trabajo ya que siempre terminarán por localizarlo”.
Al respecto agrega “El celular será la llave de su casa, la de su auto, la alarma sanitaria que avisará si sufre un colapso, su modo de pagar el café o para reservar entradas. Y sólo le digo lo que ya funciona en Japón con DoCoMo: las posibilidades son inimaginables”, sentencia.

Concuerdo con Rheingold en que para muchos, es mejor tener un celular que algo con qué alimentarse o vestirse. “Muchos prefieren el celular antes que la comida o por lo menos que la ropa. Yo he visto en Brasil a un andrajoso sin zapatos hablar por su celular, y en China existen miles de cargadores de celulares públicos para las zonas donde... ¡No ha llegado la luz eléctrica!”, agrega casi perdiendo el aliento.

En el Perú, el hito de la historia del celular llegó en 1985. Hoy por hoy, podemos encontrar toda una gama de productos, entre ellos elegantes, sofisticados y ultra delgados que combinan información multimedia. Será suya la elección de dejarse atrapar por el celular, o simplemente prescindir de él (RTF)

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